30 noviembre 2012

30 noviembre 2012
Distancia Focal

Distancia Focal fijaUno de los conceptos fundamentales de la fotografía es el de Distancia Focal. Este término, muy oído en la jerga, en ocasiones es desconocido para el usuario que se acerca por primera vez al mundo de la fotografía.

Técnicamente, la distancia focal es el espacio existente entre la lente trasera del objetivo, el cristalito de más atrás, y el plano focal de la cámara, que no es otro que el plano del sensor. Hay que tener presente que dicha lente trasera se puede mover por motivos de enfoque -por ejemplo en los objetivos que tienen enfoque interno para evitar que se desplace la lente delantera y así variar su tamaño- y, por tanto, dicho espacio de separación variaría. Precisamente por eso, la distancia focal es la medida con el objetivo enfocado a infinito.

En la práctica, mucha gente asocia la distancia focal al zoom del objetivo. Este es uno de esos conceptos erróneos que cuesta mucho corregir. Se debe, principalmente a que dicha distancia focal varía el ángulo de captación de la imagen y, por tanto, si captamos en el mismo tamaño menos ángulo, da la impresión que lo que vemos está más cerca, y viceversa, si el ángulo es muy grande, las cosas que vemos tienden a empequeñecerse. Intentemos visualizar un ejemplo: pensemos en un retrato. Vamos a captar una imagen que mide 18x13cm. Supongamos que con un ángulo de captación de 40º, en nuestra imagen de 18x13cm. captamos toda la cara del sujeto. Ahora pensemos que pasaría si reducimos el ángulo a 10º. Lógicamente ese ángulo solo nos permitiría ver la nariz. Pero claro, como la superficie de la imagen es la misma, esa nariz se verá mucho más grande, ya que tiene que ocupar los 18x13cm.

Ángulo de captación 1
El ángulo de captación determina el tamaño de lo que vemos

Pues ni más ni menos es lo que significa la distancia focal del objetivo: el ángulo de captación de la imagen. Realmente nadie habla de ángulos, y se tiene por convenio que un objetivo de unos 50mm. capta un ángulo de visión de unos 45º. Cuanto menor sea la distancia focal, mayor es el ángulo de captación. Por tanto, un objetivo de, por ejemplo, 24mm, captará un ángulo mayor que el mencionado 50mm y, de esa manera, veremos muchas más cosas en el encuadre. Es lo que se llama un angular. Contrariamente, un objetivo de, por ejemplo 105mm., captará un ángulo mucho más reducido, es lo que llamamos un teleobjetivo.

Ángulo de captación 2
Cuanto más distancia entre la lente y el plano focal, menor ángulo de captación
Para indicar este concepto, los objetivos traen un número expresado en milímetros grabado en ellos. Ese número es la distancia focal del mismo.

Distancia focal zoomEl concepto de zoom, antes mencionado, no significa nada de esto, sino que representa la capacidad del objetivo de tener varias distancias focales. Para ello, dichos objetivos tienen un sistema que acerca y aleja las lentes de su interior, pudiendo variar dicha distancia de la lente con el plano focal, siendo más versátiles que los objetivos sin zoom, fijos, que se suelen llamar. Claro que esta versatilidad hay que pagarla: en precio y en calidad, ya que al tener que ajustar varias lentes suelen dar un poco menos de calidad -últimamente inapreciable- que los que no lo llevan. En estos objetivos, aparecen indicadas dos medidas en milímetros, que son la distancia focal mínima y máxima del objetivo. Para variar dicha distancia focal se suele usar un mecanismo de rosca. El objetivo de la imagen va desde 24mm. (angular) hasta 70mm. (teleobjetivo)

28 noviembre 2012

28 noviembre 2012
Telaraña

Telaraña by Cesar Dominguez

27 noviembre 2012

27 noviembre 2012
Café con gotas

Café con gotas by Cesar Dominguez

25 noviembre 2012

25 noviembre 2012
Farol

Farol by Cesar Dominguez

23 noviembre 2012

23 noviembre 2012
Círculos de Confusión

Gotas
El post de esta semana será breve, pero un tanto denso. Intentaré explicar un concepto muy ligado al enfoque y que tiene un nombre que le viene al pelo: los círculos de confusión. Y digo que le viene al pelo, porque es un concepto más que confuso…

Comentábamos en el post de la semana pasada, dedicado al enfoque, que éste sólo se realiza realmente en un único plano. Es decir, en realidad la cámara -al igual que nuestro ojo- sólo puede tener nítidamente enfocado un punto concreto y todo el plano que se encuentre a la misma distancia que él. Sin embargo, vemos más de un plano equidistante enfocado. Eso es debido, precisamente, a los círculos de confusión.

Técnicamente, se define como círculo de confusión al tamaño del punto -diámetro- más grande que el sensor -u ojo- es capaz de captar con nitidez. Aquí ya tenemos el primer concepto confuso… si el tamaño de dichos círculos indican el límite de nitidez-borrosidad, quizá deberían llamarse círculos de nitidez, y no círculos de confusión…

En la práctica, lo que quiere decir, es que un punto de un tamaño más grande que dicho círculo, el sensor no lo captará nítido.

Por supuesto es más profundo que eso, y depende de la distancia de observación, etc. Proviene de la fotografía en película y hacía referencia a punto en el negativo, pero prescindamos de esos conceptos teóricos para intentar entender que es en la práctica.

Llegados a este punto, lo que queda por pensar es que precisamente son estos círculos de confusión lo que determinan la profundidad de campo, es decir, la franja anterior y posterior al plano de enfoque en la cual la imagen la percibimos en foco. Hablaremos de esto más adelante, pero quería dejar aquí constancia de este confuso concepto.

Para terminar, indicar que se acepta por norma -depende del fabricante, pero la mayoría se quedan con esta fórmula- que el tamaño del círculo de confusión en los sensores digitales es la diagonal del sensor dividida entre 1.500.

16 noviembre 2012

16 noviembre 2012
Enfoque

El primer punto a tener en cuenta para la correcta consecución de la foto, es el enfoque.

Haciendo una rápida descripción teórica -de esas aburridas que te puedes saltar- podemos resumir que la cámara, al igual que el ojo humano, sólo puede enfocar a un punto concreto -a una distancia concreta sería lo más adecuado- en cada momento. Técnicamente, sólo el plano en el que se sitúa ese punto se vería nítido. Gracias a Dios, el desenfoque que se produce desde ese punto hacia planos anteriores -delante- y planos posteriores -detrás- no es abrupto, sino que es muy suave -degradado- lo que permite que interpretemos como enfocados muchos planos. Todo esto se basa en un confuso concepto llamado círculos de confusión. En el post de la semana que viene nos meteremos de lleno en este concepto a ver si conseguimos sacar algo en claro.

De momento, vamos a aceptar que nuestra cámara enfoca a un rango de distancias. Uno de los principio básicos de la buena fotografía es el siguiente: el centro de atención de la imagen, el protagonista de la misma, debe estar en foco. Esto, que parece obvio en muchas situaciones, no lo es tanto en otras un poco más rebuscadas. Por ejemplo: si estamos fotografiando una magnífica fuente en un contexto urbano, parece lógico que nuestro enfoque se sitúe en la fuente, de manera que ésta se vea nítida y el fondo, quizá los edificios, que tienen menos importancia, se difuminen un poco. Sin embargo, si pensamos en un retrato a muy primer plano, podría parece que nuestro sujeto es el centro de atención. El problema viene porque con las condiciones precisas -ya hablaremos de esto- igual no está en foco la oreja y la nariz a la vez. En situaciones así siempre debemos pensar cual es nuestro punto de interés. Posiblemente en este ejemplo, sean los ojos del sujeto, y debemos fijar el enfoque en ellos.

Para enfocar, los objetivos suelen traer una rueda en su parte frontal, llamada rueda de enfoque, que permite mover el conjunto de lentes para conseguir un punto de enfoque concreto. Como decía antes, el enfoque se realiza a un punto -un plano- que está a determinada distancia. Por ese motivo, muchos objetivos incluyen una escala en metros que representa la distancia concreta a la que se sitúa el enfoque. Además incluyen una serie de marcas que comentaremos llegado el momento.
A día de hoy, casi el total de las cámaras -quizá con la salvedad de las telemétricas- disponen de un sistema de enfoque automático, bien un sistema de detección de fase, bien un sistema de enfoque por contraste.

El primero de ellos, la detección de fase, requiere un sensor específico que, habitualmente, obliga a que la luz vaya hacia él, no permitiendo que vaya al sensor de imagen. Es el mecanismo usado en las réflex, ya que el sensor sólo debe captar la luz en el momento del disparo -obturación- y no en todo momento. Es un sistema eficaz, muy rápido -su mayor ventaja- y que funciona tanto en condiciones de mucha luz, como en condiciones escasas de ella.

Sin embargo, las cámaras compactas, las EVIL o incluso las réflex en modo LightView (visualización en pantalla) necesitan que el sensor de imagen capte la luz para mostrarnos en el display lo que estamos encuadrando. Por tanto, dicha luz no puede llegar al sensor de detección de fase y no pueden utilizar este matemático método de enfoque. En su lugar, se usa el sistema de enfoque por contraste -basado en buscar el punto de mayor contraste entre bordes- que es más lento, menos preciso y requiere buenas condiciones luminosas.

Bien sea manualmente o bien mediante el sistema de autofoco, una vez que tenemos nuestra imagen definida, podremos disparar.

EnfoqueHabitualmente el autofoco se activa con una media-pulsación del botón de disparo. Esto, que resulta muy cómodo, puede ser contraproducente. Yo recomiendo, si la cámara lo permite, disociar esta función a fin de enfocar con un botón y disparar con otro. Cierto que esto nos obliga a usar dos botones a la hora de sacar la foto, pero tiene sus recompensas. Lo ilustro con un ejemplo: imaginemos una situación en la que queremos fotografiar a dos personas enfrentadas. Nuestro encuadre será repartido entre ellas, de manera que la persona A nos quede en la parte izquierda del encuadre, y la persona B en la derecha. Nuestro punto de foco estará en el centro, pero eso implica que las personas saldrían desenfocadas a favor del fondo (que es donde está el punto de foco, en el medio, en el hueco entre las dos persona). Las cámaras suelen tener una opción que se llama Bloque de Enfoque (botón AF-L) que precisamente hace eso, bloquea el enfoque donde está y no lo cambia. Usando esta función, podemos enfocar a una de las dos personas -a las que suponemos en el mismo plano- bloquear pulsando ese botón, y reencuandrar la escena nuevamente antes de disparar. Bien, con esta opción, ya necesitamos dos botones. Además, si queremos sacar una segunda foto, tendremos que repetir el proceso: mover el encuadre, enfocar a una persona, bloquear, reencuadrar y disparar. Sin embargo, si tenemos la función de enfoque en otro botón, con hacerlo la primera vez es suficiente, puesto que ahora, sin tener que desencuadrar la imagen, yo puedo pulsar el disparador las veces que quiera y la cámara no intentará enfocar nuevamente al llegar a la mitad del recorrido del botón.

No es fácil explicar esto de manera sencilla, así que si teneís cualquier duda al respecto, estoy a vuestra disposición.

13 noviembre 2012

13 noviembre 2012
Setas

Setas by Cesar Dominguez

11 noviembre 2012

11 noviembre 2012
Pizarra

Pizarra by Cesar Dominguez

09 noviembre 2012

09 noviembre 2012
Sujeción de la Cámara


Uno de los aspectos menos comentados sobre la fotografía es la sujeción de la cámara. Y es que, muchas veces, vemos a gente con cámaras réflex sujetas como si de una compacta se tratase (con 4 dedos, uno en cada esquina). No me voy a meter en temas de estilo, sino en calidad de la fotografía.

Una cámara compacta pesa poco, pero una réflex puede llegar al kilo y medio. Ese peso de cámara sujeta con 4 dedos hará que tengamos muchas posibilidades de trepidar la foto -que salga movida- y que nos quede inservible (la foto, no la cámara).

CorreaPero antes… un accesorio que acompaña a todas las cámaras es la correa. En muchas ocasiones no ponemos la correa por incomodidad de la misma, y es verdad, la correa hace que la sujeción de la cámara sea más incómoda. Sin embargo, debemos pensar en la correa como el cinturón de seguridad de la cámara. La correa al cuello, o enroscada en la muñeca, evitará que la cámara acabe en el suelo por accidente. Cierto es que muchas correas de serie de las cámaras no son precisamente cómodas, sobre todo en cámaras profesionales, con alto peso. Sin embargo, se comercializan a muy buen precio muchas correas de neopreno o acolchadas que harán esta penitencia un poco más llevadera.

Volviendo al tema principal, la posición del cuerpo -y no sólo la sujeción de la cámara- puede salvarnos una foto en una situación de luz complicada. ¿Donde colocamos la cámara para sacar una foto de manera estable? Normalmente en un trípode… pues bien, esa es la postura que debemos imitar con nuestro cuerpo -ya se que he dado pie a chistes fáciles, pero vamos a obviarlos- la de un trípode: la mejor opción es colocar una pierna más adelantada, lo que nos dará más estabilidad a la hora de concentrarnos en encuadrar y enfocar.

El dedo índice, que suele ser el que usemos como gatillo del disparador, debe situarse lo más vertical posible, para evitar mover la cámara con la parte anterior del dedo a la hora del disparo.
El dedo pulgar suele situarse en el dial principal. Cada marca de cámara usa un sistema distinto para los controles -que ya veremos- pero, en general, todas disponen de una rueda de control principal en la parte trasera. Dicha rueda suele estar a tiro del pulgar para comodidad de manejo sin tener que apartar el ojo del visor.

La otra mano -la izquierda en los diestros- debe situarse como una cuna, con la palma de la misma en contacto con la base de la cámara. De esta manera, damos un poco más de estabilidad al conjunto. Los dedos de esa mano deber abrazar al objetivo, dejando el índice y el pulgar disponibles para manejar el aro del zoom o del enfoque.
La cara, a la hora de situarla contra el visor -si no utilizamos la previsualización en pantalla- debe inclinarse un poco, para evitar hacer tope con la nariz y, de esta manera, tener una posición incómoda para el encuadre.

Si la situación de luz es muy mala y no tenemos a mano el trípode, siempre podemos recurrir a pequeños trucos, como apoyar la cámara contra una farola mientras abrazamos la misma, para dar un punto de apoyo estable. Incluso podemos llegar a tumbarnos en el suelo -o en un banco- y formar con los codos y el propio cuerpo un trípode humano y ganar así estabilidad.

Con la posición conseguida, el siguiente paso será el enfoque, la semana que viene...

07 noviembre 2012

07 noviembre 2012
Piedras & fuego

Piedras & fuego by Cesar Dominguez

05 noviembre 2012

05 noviembre 2012
Lámpara

Lámpara by Cesar Dominguez

02 noviembre 2012

02 noviembre 2012
Filtros Protectores

filtro Uno de los temas que más controversia crea en el mundo de los aficionados a la fotografía es el uso de filtros protectores para los objetivos.

Dentro del mundo de los filtros -que detallaremos en futuros posts- hay infinidad de variantes para efectos fotográficos concretos. Una de esas categorías son los llamados filtros UV o filtros Skylight. No son más que filtros transparentes, que no hacen sino filtrar la radiación ultravioleta de la luz. Hace años esto era una ventaja, pero a día de hoy, gracias a los modernos sensores, es completamente innecesario.

¿Por qué se siguen comercializando entonces esos filtros? Pues por miedo, ni más, ni menos.

Los filtros protectores son económicos y se nos presentan como la única manera eficaz de salvaguardar la lente frontal de nuestros objetivos durante años. Claro, si pasase cualquier cosa, el filtro se puede reemplazar de manera económica y sencilla, mientras que un cristal de un objetivo suele implicar tener que tirarlo y comprar otra costosa lente.

Dicho así, suena recomendable. Pero analicémoslo más a fondo…

¿Alguna vez se te ha roto un cristal frontal de un objetivo? A mi no…

Vamos a ver, es indudable que las lentes frontales son delicadas, y se pueden rayar y manchar. Pero con un poco de cuidado evitaremos esto de manera sencilla.

El primer paso a tener presente -ya comentado en el post de la semana pasada- es soplar la lente con una pera antes de pasarle un paño, ya que cualquier partícula abrasiva podrá rayar el cristal. Pero fuera de esta precaución, y con un poco de sentido común, es muy raro que a nuestras lentes les sucedan desgracias.

Un cristal frontal es MUY duro y MUY resistente. El golpe que debe llevarse para romperse ha de ser bastante grande y fuerte. Posiblemente un golpe de tal magnitud que rompa la lente, haga más destragos en el objetivo y la cámara. ¿Merecería la pena en ese caso un filtro protector? Os pongo un ejemplo -real- para que lo valoréis vosotros mismos: Llevamos la cámara en una mochila y, lamentablemente, se lleva un golpe en la parte frontal. Opciones:

  1. Sin filtro protector, el golpe recae sobre el cristal de la lente. Si no es un golpe extremadamente fuerte, casi seguro que no sucederá nada. Es más probable que se desajuste el mecanismo del zoom, o del enfoque, antes de que le suceda nada al cristal de la lente.
  2. Con filtro protector, además del citado desajuste del zoom o anillo de enfoque, posiblemente el filtro se rompa. Miles de pequeños cristales rotos caerán sobre el cristal de nuestra lente… y cristal contra cristal… rayazo asegurado.

¿Compensa el filtro?

Por otro lado, es muy rara la situación en la que algo pueda saltar y golpear nuestra lente. Si estamos fotografiando la erupción del Etna, lo suficientemente cerca, podrían caernos piedras incandescentes en la lente… ¿os veis en esa situación? Sin embargo, que yo sepa, fotografiando un paisaje, una puesta de sol, un evento deportivo, un bodegón… nadie tira piedras (quizá algún vándalo…?). Cierto que en un partido de fútbol podríamos llevarnos un balonazo, pero, en ese caso, el protector no nos salvaría la cámara…

Por tanto… ¿qué ganamos poniendo el filtro protector? Posiblemente nada, excepto acallar el miedo que nos han vendido.

Ahora viene el otro lado… ¿qué perdemos por poner el filtro? Pues es sencillo, mucha calidad de imagen. De acuerdo, para la foto del yo-estuve-aquí no apreciaréis ninguna merma de calidad -sobre todo si el filtro es bueno- pero si analizáis la foto al detalle, en el ordenador, a píxeles reales, se nota. Si queréis hacer una prueba sencilla, probad lo siguiente: Con un objetivo con filtro protector, fotografiad la luna llena una noche cualquiera… apreciaréis que sale con doble imagen… es por el reflejo del filtro. No se puede hacer la foto si no lo quitáis.

Además, sobre todo con objetivos gran angulares, podéis comprobar como las lentes frontales son curvas. Poner en estas lentes una lente plana -el filtro- es crear aberraciones cromáticas sí o sí. Las lentes las han diseñado para usar tal cual, sin más componentes delante.

En resumen… ¿filtros protectores? Yo no los recomiendo, salvo contadas situaciones como la del Etna, o si estáis fotografiando una matanza de cerdo en primer plano, con alto riesgo de salpicaduras de sangre...