09 noviembre 2012

09 noviembre 2012
Sujeción de la Cámara


Uno de los aspectos menos comentados sobre la fotografía es la sujeción de la cámara. Y es que, muchas veces, vemos a gente con cámaras réflex sujetas como si de una compacta se tratase (con 4 dedos, uno en cada esquina). No me voy a meter en temas de estilo, sino en calidad de la fotografía.

Una cámara compacta pesa poco, pero una réflex puede llegar al kilo y medio. Ese peso de cámara sujeta con 4 dedos hará que tengamos muchas posibilidades de trepidar la foto -que salga movida- y que nos quede inservible (la foto, no la cámara).

CorreaPero antes… un accesorio que acompaña a todas las cámaras es la correa. En muchas ocasiones no ponemos la correa por incomodidad de la misma, y es verdad, la correa hace que la sujeción de la cámara sea más incómoda. Sin embargo, debemos pensar en la correa como el cinturón de seguridad de la cámara. La correa al cuello, o enroscada en la muñeca, evitará que la cámara acabe en el suelo por accidente. Cierto es que muchas correas de serie de las cámaras no son precisamente cómodas, sobre todo en cámaras profesionales, con alto peso. Sin embargo, se comercializan a muy buen precio muchas correas de neopreno o acolchadas que harán esta penitencia un poco más llevadera.

Volviendo al tema principal, la posición del cuerpo -y no sólo la sujeción de la cámara- puede salvarnos una foto en una situación de luz complicada. ¿Donde colocamos la cámara para sacar una foto de manera estable? Normalmente en un trípode… pues bien, esa es la postura que debemos imitar con nuestro cuerpo -ya se que he dado pie a chistes fáciles, pero vamos a obviarlos- la de un trípode: la mejor opción es colocar una pierna más adelantada, lo que nos dará más estabilidad a la hora de concentrarnos en encuadrar y enfocar.

El dedo índice, que suele ser el que usemos como gatillo del disparador, debe situarse lo más vertical posible, para evitar mover la cámara con la parte anterior del dedo a la hora del disparo.
El dedo pulgar suele situarse en el dial principal. Cada marca de cámara usa un sistema distinto para los controles -que ya veremos- pero, en general, todas disponen de una rueda de control principal en la parte trasera. Dicha rueda suele estar a tiro del pulgar para comodidad de manejo sin tener que apartar el ojo del visor.

La otra mano -la izquierda en los diestros- debe situarse como una cuna, con la palma de la misma en contacto con la base de la cámara. De esta manera, damos un poco más de estabilidad al conjunto. Los dedos de esa mano deber abrazar al objetivo, dejando el índice y el pulgar disponibles para manejar el aro del zoom o del enfoque.
La cara, a la hora de situarla contra el visor -si no utilizamos la previsualización en pantalla- debe inclinarse un poco, para evitar hacer tope con la nariz y, de esta manera, tener una posición incómoda para el encuadre.

Si la situación de luz es muy mala y no tenemos a mano el trípode, siempre podemos recurrir a pequeños trucos, como apoyar la cámara contra una farola mientras abrazamos la misma, para dar un punto de apoyo estable. Incluso podemos llegar a tumbarnos en el suelo -o en un banco- y formar con los codos y el propio cuerpo un trípode humano y ganar así estabilidad.

Con la posición conseguida, el siguiente paso será el enfoque, la semana que viene...

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