
Una de las cosas que siempre deberíamos llevar en la mochila es el trípode. Lo sé, cargar con un trípode es un engorro, pero recordad que la única manera de asegurar una foto de velocidad de obturación peligrosa, es el trípode. Si queremos hacer nocturna, o fotos con sensación de movimiento, es vital.
Además, no hay que olvidar las pilas y los carretes, es decir, las baterías y las tarjetas de memoria. Es conveniente llevar suficientes de ambas para no quedarnos a medias y tener que volver a casa sin haber conseguido la foto. Para estos dos periféricos, un consejo: mejor más cantidad de menor tamaño que menos cantidad de mayor tamaño. Ejemplo: mejor tener 4 tarjetas de 8 GB que tener 1 de 32 GB. Sí, el espacio es el mismo, pero... ¿y si se estropea la de 32 GB? ¿y si la perdemos? Lo mismo con las baterías.
Por último, otro elemento indispensable es el parasol. Lo peor que le ha podido pasar al parasol es que le hayan llamado así, ya que nos vincula a días de sol, y no es cierto. El parasol evita la luz parásita. Siempre deberíamos usarlo excepto, quizá, disparando con flash. Además, puede servir de pequeña protección ante golpes en los objetivos.
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